Me tocó participar y ser uno de los chicos que la academia de Atletas para Cristo estaba formando deportivamente, valóricamente e íntegramente, más que como futbolistas en sí, como personas de bien, de ayuda hacia nuestro entorno y el resto.
Tanto fué así que tras la experiencia y vivencias ganadas en cancha y también fuera de estas, se me dió la oportunidad y la confianza de formar a quienes fueron compañeros míos, ya que estuve encargado de entrenar ya como parte del Staff al siguiente arquero que venía por debajo de mi en lo que edad respecta, formándolo en relación como se hizo conmigo, con amor, dedicación, valores y principios en el corazón en todo aspecto dentro y también fuera de las canchas con Dios como centro y guía de cada actividad y entrenamiento realizado.